CONSAGRACIÓN RELIGIOSA


CONSAGRACIÓN RELIGIOSA 

 

Dimensión divina y humana de la consagración religiosa 

Dios nos consagra con su amor de predilección,

llamándonos al seguimiento de su Hijo

en la Congregación Somasca,

a fin de renovar en nosotros el don de gracia

otorgado a San Jerónimo.

Para pagar su amor con el nuestro,

nos ofrecemos libre y totalmente a Cristo;

confiando en él sólo

y, dóciles a su Espíritu,

nos proponemos vivir según los consejos evangélicos,

en comunión fraterna,

al servicio de los pobres.

 

 

Incorporación al misterio de la Iglesia 

La consagración religiosa

nos asocia al misterio de la Iglesia,

pueblo de Dios, esposa de Cristo y templo del Espíritu,

bajo una perspectiva nueva.

Por eso, somos sensibles a sus necesidades,

fieles ala directrices de sus pastores

y diligentes, para que Cristo siga renovando en ella

la santidad de los tiempos apostólicos.

 

 

Profesión religiosa

Con la profesión religiosa

expresamos nuestro compromiso

de responder a la llamada de Dios.

Emitimos los votos de castidad, pobreza y obediencia,

y nos comprometemos a vivir en común

según nuestras Constituciones y Reglas.

La profesión nos hace partícipes

de un carisma reconocido por la Iglesia

y nos incorpora a esa tradición de santidad que,

brotando del Fundador como de un manantial,

vivifica constantemente toda la Congregación.

 

 

La Virgen María, modelo de nuestra consagración  

María, la virgen fiel y humilde esclava del Señor,

que encarnó en su propia vida

las bienaventuranzas evángelicas,

mostrando al mundo la imagen perfecta

del discípulo de Cristo,

es modelo y aliento en nuestra vida de consagrados.

Imploramos su maternal intercesión

para que se haga en nosotros

según la Palabra de Dios,

y así, fortalecidos en la fe y en la caridad,

podamos ofrecernos cada día

como sacrificio espiritual agradable a Dios.

 

 

Testimonio de nuestra vida consagrada  

Dios, que hace maravillas ensalzando a los humildes,

nos transforma, por nuestra fidelidad,

en imagen de su Hijo,

y nos convierte en sirnos de esa vida nueva

que hermana a todos los hombres en el amor del Padre

y prolonga en el mundo

la predilección de Cristo por los pequeños y los pobres.

 

 

De las Constituciones y Reglas (CC.RR) de los Padres Somascos

 

Castidad, Pobreza y Obediencia